Un cuarto de las emisiones de carbono a nivel mundial están vinculadas al sector de la alimentación, y un tercio de los alimentos que se producen acaba desperdiciado. Estos dos hechos ponen en relieve la necesidad de un cambio a gran escala. Mark Hawtin, director de inversiones en GAM Investments, analiza el futuro de la alimentación y explica por qué parece que representará una de las oportunidades más interesantes de los próximos 10 a 15 años.
09 agosto 2022
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Al analizar la inversión en ámbitos transformadores del mercado, intentamos encontrar temas que puedan ser relevantes y que crezcan a un ritmo exponencial. Hasta ahora, la alimentación ha destacado en ese sentido. No obstante, creemos que el cambio climático y los avances tecnológicos están acercándonos a un punto de inflexión en el sector de la alimentación muy parecido al de los teléfonos inteligentes en 2007.
En una investigación llevada a cabo por Hannah Tucker, directora en Balance Point Ventures, se sugiere que hay tres posibles escenarios en el futuro de la alimentación:
- Un escenario apocalíptico, como el colapso del entorno natural si no se produce un cambio radical.
- Un mundo sintético en el que se controla al entorno natural.
- Un mundo regenerador en el que se combine lo nuevo y lo viejo para generar resultados mejores, más sostenibles y menos destructivos para el medio ambiente.
Claramente, el primer escenario no es una opción, ya que, en palabras de Ban Ki-moon, “no hay planeta B”. Por otro lado, creemos que el tercer escenario, si bien es complementario, no puede comenzar a resolver los problemas a escala. Por ello, los alimentos sintéticos serán los que en gran medida satisfagan la necesidad de alimentos sostenibles durante los próximos 10 a 20 años. Ya se ven impulsados por leyes geométricas que facilitan el hipercrecimiento y, por lo tanto, cumplen con los requisitos de transformación del mercado que intentamos identificar.
El 25 % de las emisiones de carbono a nivel mundial están vinculadas al sector de la alimentación, y un tercio de los alimentos que se producen acaba desperdiciado. Estos dos hechos ponen en relieve la necesidad de un cambio a gran escala. Asimismo, el 99 % de los peces podría extinguirse por el aumento de los niveles de acidez, la destrucción de los arrecifes de coral y la disminución acelerada del fitoplancton. En resumen, los ecosistemas oceánicos y terrestres deben cambiar. Ahora la tecnología puede contribuir a ese cambio, al igual que lo ha hecho en otros sectores, siempre impulsada por la ley de Moore o la ley de Metcalfe.
La capacidad de trabajar a nivel de electrón ha permitido conseguir avances en el mundo sintético que no eran viables hace algunos años. De la misma forma en la que la ley de Moore ha reducido el coste de la secuenciación del genoma, también ha minimizado el coste de producción de la carne sintética, entre otros ejemplos. En el siguiente gráfico se muestra cómo, en palabras de Ron Shigeta, cofundador del acelerador científico IndieBioshows, “la carne cultivada en laboratorio está en auge al igual que el Internet”.
Los costes de la carne cultivada en laboratorio se comportan como los de la tecnología
Hay bastante reticencia a la hora de aceptar sucedáneos producidos industrialmente de alimentos existentes, como la carne, y su adopción masiva dependerá de otros factores más allá de la necesidad de ofrecer opciones sostenibles. Una de las investigaciones más trascendentales en la materia ha sido elaborada por RethinkX, un grupo de reflexión del Reino Unido. En el informe “Rethinking Food and Agriculture” (Replanteamiento de la alimentación y la agricultura), se estima que el número de reses en los Estados Unidos caerá un 50 % antes del 2030, lo que llevará a la industria ganadera a la bancarrota. Esto depende en gran medida de si se adoptan los sucedáneos y creemos que, a su vez, esto dependerá de un catalizador que hará que ese cambio sea inevitable. Y aquí es donde la ley de Moore adquiere importancia. Como lo muestra el gráfico anterior, a medida que se reduzcan rápidamente los costes de la carne elaborada, será más barato consumir sucedáneos y creemos que este será el punto de inflexión: uno económico más que ecológico.
El sector de los edulcorantes también nos deja entrever los efectos de los sucedáneos, que pueden ser considerables. La fermentación de precisión es uno de los últimos ámbitos que más han crecido y ha obtenido un gran apoyo del capital de riesgo. La capacidad de analizar y trabajar con organismos a nivel molecular crea más ámbitos de innovación, por ejemplo, la secuenciación del ADN de plantas. Se están descubriendo y elaborando, si bien solo en pequeñas cantidades actualmente, nuevas proteínas vegetales que tienen todas las característica del azúcar. Estas proteínas, como la brazeína, la monelina o la miraculina, son mil veces más dulces que los azúcares o edulcorantes convencionales y, como proteínas, tienen posibles beneficios para la salud. El problema ha estado en la elaboración a escala, aunque con los progresos en la fermentación de precisión y la creencia de que (como ocurre con los sucedáneos de la carne) seguirán un patrón geométrico de mejora, existe la posibilidad de que los sucedáneos de las proteínas estén a punto de comercializarse. Grandes empresas, como Coca-Cola y Pepsi, ya están haciendo pruebas con ellas. Hablamos constantemente sobre la polarización de los ganadores y perdedores en un mundo verdaderamente transformador. Se ve claramente cómo en el sector de los sabores dulces, los sucedáneos pueden hacerse con el poder, lo que haría que la industria azucarera ya no fuera necesaria. ¡Imagine las repercusiones que tendría para un país como Brasil, el mayor productor de azúcar del mundo!
Existen pocas formas de invertir en este tema en los mercados públicos. Beyond Meat es quizás la empresa más conocida en este sector, aunque creemos que no representa la verdadera transformación del mercado que se avecina. La fermentación de precisión es una oportunidad muy interesante que se encuentra en pequeñas partes de conglomerados industriales, como Cargill, o en el sector privado, como Perfect Day e Impossible Foods. Según GFI, en 2021 se invirtieron 1700 millones de dólares estadounidenses en empresas de fermentación que se centran en sucedáneos de las proteínas, el doble que en 2020. Todavía es pronto, pero como siempre, intentamos detectar la siguiente ola de transformación del mercado para estar preparados para la oportunidad de inversión. Este tema, debido a una necesidad internacional crónica y al punto de inflexión en la tecnología, parece que será una de las oportunidades más interesantes de los próximos 10 a 15 años.
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