A medida que las tensiones geopolíticas ponen de relieve la seguridad energética y el imparable auge de la inteligencia artificial impulsa una creciente demanda de electricidad, las naciones se enfrentan a un momento decisivo para afrontar estos desafíos. El equipo de Renta Variable Europea de GAM —Tom O’Hara, Jamie Ross y David Barker— considera que este contexto ofrece oportunidades de inversión sin precedentes en ámbitos como la infraestructura energética.
1 de septiembre de 2025
El suministro eléctrico y la seguridad energética se han convertido en uno de los problemas más relevantes a los que se enfrentan los Estados modernos. Hay dos cuestiones principales con consecuencias que se solapan. En primer lugar, el conflicto entre Rusia y Ucrania y la dependencia histórica (europea) del gas ruso han fomentado una carrera hacia la independencia energética. En segundo lugar, la inteligencia artificial (IA) está impulsando un cambio radical en la demanda de electricidad. Estados Unidos lidera la ofensiva en ambas cuestiones, con una prioridad clara que se refleja en la siguiente cita de Donald Trump.
Mi administración persigue un futuro de dominio energético total de Estados Unidos.
Europa, como suele ocurrir, sigue la estela en lugar de liderar, pero creemos que el suministro eléctrico y la seguridad energética serán el centro de atención durante las próximas décadas, lo que traerá consigo algunas oportunidades de inversión a largo plazo muy interesantes.
La necesidad de independencia energética
Durante décadas, Europa ha dependido excesivamente del gas natural ruso, una relación condicionada por la proximidad geográfica, las infraestructuras y cuestiones comerciales. Desde la era soviética y con mayor intensidad tras la Guerra Fría, gasoductos como el Nord Stream —un gasoducto que atraviesa el mar Báltico— conectaban los yacimientos de gas rusos directamente con los mercados europeos. En la década de 2010, Rusia suministraba aproximadamente entre el 30 % y el 40 % de las importaciones de gas de la UE2, lo que la convertía en un socio energético clave, pero también en una importante vulnerabilidad geopolítica. Fue necesario el conflicto entre Rusia y Ucrania para revelar este catastrófico error geopolítico que se había ocultado a plena vista.
En 2022, Europa redujo drásticamente sus compras de gas ruso. En cierto modo, se trató de una decisión mutua, ya que Europa impuso sanciones y Rusia recortó el suministro a Europa. Como consecuencia, Europa registró precios del gas en niveles récord y un temor generalizado a posibles desabastecimientos. Desde entonces, Europa se ha centrado en garantizar el suministro de gas natural licuado (GNL) procedente de Estados Unidos, Qatar y otros países, ha reactivado las centrales de carbón, ha ampliado las energías renovables y ha aplicado medidas de ahorro energético. No obstante, la seguridad energética sigue siendo frágil, las infraestructuras están envejeciendo y, como han demostrado los recientes problemas de suministro en España, son poco fiables en momentos de tensión. Es evidente que se necesitan más inversiones.
Natural gas imports to the EU27
Million cubic meters per month

El camino de Estados Unidos hacia la independencia energética ha estado impulsado más por la abundancia de sus recursos naturales que por un acontecimiento geopolítico concreto. No obstante, la creciente inquietud con respecto a China, en particular, ha promovido la independencia energética como una prioridad nacional clave bajo la actual administración. Durante gran parte del siglo XX, Estados Unidos fue un importante importador de petróleo, muy dependiente de los proveedores extranjeros, especialmente durante las crisis petroleras de la década de 1970. El punto de inflexión se produjo a principios de la década de 2000 con la revolución del esquisto: los avances en la fracturación hidráulica y la perforación horizontal permitieron acceder a enormes reservas de petróleo y gas natural de formaciones anteriormente inaccesibles. La producción nacional se disparó, lo que redujo la dependencia de las importaciones y, finalmente, convirtió a Estados Unidos en exportador neto de gas natural en 2017 y de petróleo en 2019. Esta posición de independencia energética se ha conseguido con mucho esfuerzo y, en nuestra opinión, mantenerla seguirá siendo una prioridad nacional para Estados Unidos.
La carrera armamentística de la IA
Simultáneamente al aumento de la tensión geopolítica, se ha producido un ascenso espectacular e imparable del uso de la IA. En enero, la Administración Trump declaró que la política de EE. UU. es «mantener y mejorar el dominio mundial de EE. UU. en materia de IA con el fin de promover el bienestar humano, la competitividad económica y la seguridad nacional»4. El aumento del uso de la IA requiere una importante ampliación de los centros de datos y las infraestructuras, junto con el consiguiente aumento de la demanda de electricidad. Para contextualizar, un solo centro de datos de gran tamaño puede consumir entre 100 y 300 gigavatios-hora (GWh) de electricidad al año, lo que equivale al consumo eléctrico de una zona urbana de entre 60 000 y 180 000 habitantes. Con más de 5700 centros de datos actualmente en funcionamiento y, según el Financial Times, 8400 que probablemente estarán en uso en 2030, esto se está convirtiendo rápidamente en una fuente importante de crecimiento de la demanda de electricidad. La demanda de electricidad en los países desarrollados se ha mantenido estable en gran medida durante décadas, pero la Administración de Información Energética (EIA) prevé ahora un crecimiento significativo en las próximas décadas. El proveedor de investigación estratégica BloombergNEF estima que los centros de datos consumieron 371 teravatios-hora (TWh) de electricidad en 2024, lo que representa el 1,4 % del consumo mundial de electricidad5. Las previsiones a largo plazo son extremadamente difíciles, pero McKinsey estima que el consumo de los centros de datos se multiplicará por más de 12 de aquí a 2050 hasta alcanzar los 4480 TWh66, un nivel equivalente al 17 % de la demanda mundial actual de electricidad. Las implicaciones son claras: se necesita una enorme inversión a escala global para satisfacer las crecientes demandas de la IA sobre un sistema de infraestructura energética que ya muestra signos de agotamiento.
Data center electricity consumption
Terawatt-hours

¿Dónde se necesitarán inversiones?
La construcción de un centro de datos requiere infraestructura directa y de apoyo. Las necesidades directas incluyen terrenos y materiales de construcción (normalmente entre el 30 % y el 40 % del coste total), equipos informáticos y de red (servidores, cableado y otro hardware; normalmente entre el 40 % y el 50 % del coste total) e infraestructura de energía y refrigeración (normalmente entre el 20 % y el 30 % del coste total)7. Las necesidades de infraestructura de apoyo se centran principalmente en la generación de electricidad y la capacidad de la red, la gestión de la refrigeración y del agua, así como en la infraestructura de comunicaciones y redes.
Centrándonos en la electricidad y la capacidad de la red, hay una serie de áreas que requerirán una fuerte inversión.
- Generación de electricidad. El objetivo principal es lograr una combinación equilibrada de fuentes de generación. Se necesitarán grandes inversiones en energías renovables, especialmente para ayudar a las empresas a cumplir sus objetivos de sostenibilidad. Las plantas de gas natural son otra área de interés en crecimiento. La próxima década también traerá importantes ventajas en la tecnología de los reactores modulares pequeños (SMR). El almacenamiento en baterías será esencial.
- Red eléctrica. Las infraestructuras envejecidas requieren importantes inversiones para poder hacer frente a las demandas de un mundo dominado por los centros de datos. Es necesario modernizar las subestaciones, instalar líneas de transmisión de alta tensión y ampliar y sustituir la red en general.
- Infraestructura energética in situ. Se trata de un ámbito infravalorado. Almacenamiento de energía en baterías in situ, generación de reserva (pasando a turbinas de gas natural) y sistemas que protejan el centro de datos de los periodos de inestabilidad de la red.
¿Qué acciones y sectores se beneficiarán y cómo estamos posicionados?
Más de un tercio de nuestras carteras está directamente expuesto a los temas tratados en este artículo. Hemos invertido en la construcción de centros de datos a través de CRH (hormigón) e Infineon/ASMI (semiconductores). Tenemos exposición a la construcción de infraestructuras de red a través de posiciones en SSE (red), Prysmian (cables) y Siemens (equipos eléctricos). Nuestra participación en Siemens Energy (turbinas de gas, turbinas eólicas y reactores modulares pequeños) nos permite aprovechar la infraestructura energética in situ.

En resumen, consideramos que el «auge energético» es un tema de inversión clave que impulsará la dirección del mercado a nivel mundial y dentro de la propia Europa. Es nuestra mayor exposición temática y en la que hemos establecido una exposición diversa y multisectorial. Creemos en la IA (y somos grandes usuarios de ella) y reconocemos que el entorno geopolítico está obligando a tomar decisiones de inversión que se desarrollarán a lo largo de décadas, en lugar de años. Queremos tener una gran exposición a las empresas que se beneficiarán de ello.
Tom O’Hara, Jamie Ross y David Barker gestionan las estrategias de renta variable europea en GAM Investments. Puede encontrar más información sobre el equipo y las estrategias de las que son responsables aquí.
A 31 de julio de 2025, CRH, Infineon Technologies, ASM International, SSE, Prysmian, Siemens y Siemens Energy formaban parte de las estrategias gestionadas por el equipo.